El 6 de enero está lleno de tradiciones y polémicas en torno a la historia de los Tres Reyes Magos, incluyendo la existencia de un cuarto rey mago. Todo esto sin contar que es el día que millones de niños esperan regalos que aparecen 'mágicamente' bajo el árbol de Navidad, los cuales represenran la llegada de tres hombres guiados por la Estrella de Belén al lugar donde había nacido Jesucristo, el rey de los judíos.
Según las versiones más consolidadas y populares, eran tres reyes: Melchor, representante de los europeos, quien montaba un caballo y regaló oro (representaba a la realeza); Gaspar, representante de los asiáticos, montaba un camello y regaló incienso (en honor a la divinidad); y Baltasar, quien representaba a los africanos, montaba un elefante y regaló mirra (símbolo de la humanidad del 'hijo de Dios').
Sin embargo, esta versión es sólo una de las que se han adoptado debido a la ambigüedad del Evangelio según San Mateo, el cual no dice el número de 'Magos', pues ni siquiera se menciona que sean 'Reyes' quienes llegaron al lugar; ni mucho menos sus nombres o el de alguno de ellos. Fue por ello que se tomaron tres nombres, uno por regalo, y se buscaron representar a las tres castas muy generales conocidas en la Edad Media.
Según el libro Artabán (El Cuarto Rey Mago) de Adrián Sosa Nuñez, el cuarto rey era un alquimista reconocido que vivía en la ciudad de Asur en el antiguo imperio de Persia, parte de lo que actualmente conocemos como Irán. Según algunas versiones, se citó con los otros tres en la ciudad de Borsippa en Mesopotamia, actualmente Irak. Sin embargo, se retardó por ayudar a un hombre malherido en el camino, quien había sido asaltado y golpeado. Al llegar al lugar de la cita, Melchor, Gaspar y Baltasar se habían marchado. Asimismo al llegar a Belén siguiendo la estrella, no se encontró con nada, pues ya había partido hacia Egipto.
Fuente: Milenio