Una delegación de diputados entregó al Senado la acusación formal contra Donald Trump para su segundo juicio político.
Nueve diputados federales anoche marcharon de su lado del Capitolio al del Senado para informar de manera formal que estaban preparados para enjuiciar a Trump por “incitación a la insurrección” promoviendo “violencia” contra el gobierno de Estados Unidos con el propósito de subvertir el proceso electoral constitucional. Presentaron y dieron lectura a ese único cargo (conocido como “artículo de impeachment”) aprobado por la cámara baja el 13 de enero.
Con ello usualmente se inicia de inmediato el juicio con el Senado convertido en tribunal, pero en esta ocasión líderes de ambas bancadas acordaron postergar el proceso hasta el 9 de febrero.
Ya varios senadores republicanos están buscando cómo justificar al presidente tras el asalto al Capitolio que resultó en cinco muertos, múltiples heridos y sacudió al país. Algunos están argumentado que debería ser anulado, ya que proceder con un juicio político luego de que el presidente ya no ocupa su puesto no tiene ningún caso. Otros se atreven a oponerse en nombre de la “unidad” nacional, después de que su presidente y varios de sus colegas provocaron una crisis política nacional al no aceptar los resultados electorales.
Por su parte, demócratas y algunos republicanos afirman que tiene que demostrarse que nadie, ni el presidente, está por encima de la ley y que debe rendir cuentas. Más aún, algunos señalan que si es declarado culpable, el castigo, aunque ya no será la destitución, podría ser que a Trump le será prohibido ocupar otro cargo federal por el resto de su vida.
Así se da inicio al segundo juicio político de un mismo presidente, algo sin precedente, y por primera vez contra un mandatario que ya ha concluido su estancia en la Casa Blanca. Esta vez también será diferente al primero porque no estará presidiendo el jefe de la Suprema Corte, como es usual, sino el senador demócrata más veterano, Patrick Leahy, de Vermont.
Fuente: La Jornada