El Senado de Estados Unidos debió entrar este miércoles en un receso de su debate sobre los resultados del Colegio Electoral después de que violentos incidentes con un grupo de manifestantes alrededor y en el interior del Capitolio obligaran a la Policía a cerrar el edificio donde también se encuentra la Cámara de Representantes. Poco después se declaró el toque de queda en Washington DC y se movilizó a la Guardia Nacional para intentar contener a los violentos.
Esta noche, después de varias horas de caos y temor ante lo que diversos políticos y analistas llamaron un intento de “golpe”, una “insurrección” y la cosecha de lo cultivado por Trump y sus seguidores con sus ataques contra el proceso democrático durante el ciclo electoral, los legisladores reiniciaron el proceso de certificación del voto entregado por cada estado al Colegio Electoral, último paso antes de la transición programada para el 20 de enero.
El asalto inició alrededor de las 14 horas, con los fanáticos del presidente tumbando barreras de seguridad e ingresando a la sede del poder legislativo, abrumando a las fuerzas de la policial del Capitolio -provocando de hecho sospechas sobre por qué no había más fuerzas de seguridad presentes- rompiendo ventanas, ingresando al centro del edificio, a las grandes salas de ambas cámaras legislativas, paseando, gritando, enfrentando a policías sin respaldo, y provocando pánico.
Varias banderas de la confederación -símbolo de los estados sureños proesclavistas del siglo 19- ondeaban por los pasillos del Capitolio -algo que nunca fue posible ni durante la Guerra Civil.
Las autoridades de Washington activaron al menos a 340 soldados de la Guardia Nacional para proteger a la capital federal ante la manifestación convocada para este miércoles por partidarios de Donald Trump que el presidente saliente ha descrito como “salvaje”.
Unas cuatro horas después, las autoridades declararon que el Capitolio estaba de nuevo bajo su control, pero manifestantes se mantenían en la periferia a pesar del inicio del toque de queda. Los manifestantes habían logrado hacer huir a la legislatura entera del país e interrumpir el proceso constitucional de certificación de la elección del próximo presidente de Estados Unidos quien tomará posesión el 20 de enero.
Fuente: La Jornada