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Luis Abinader, ha dejado una huella significativa en la historia política del país mientras se acerca a completar su último año de gestión sin recurrir a la creación o aumento de impuestos.
A diferencia de sus predecesores en el siglo XXI, quienes optaron por reformas impositivas en sus primeros años de gobierno, Abinader ha demostrado su habilidad en la administración tributaria mediante medidas de eficiencia implementadas en la Dirección General de Impuestos Internos (DGII), evitando imponer cargas adicionales a los ciudadanos.
Hipólito Mejía, Leonel Fernández y Danilo Medina, los tres ex presidentes, marcaron su mandato con importantes reformas y nuevos impuestos en el sistema impositivo dominicano.
Por ejemplo, Mejía introdujo una ley en 2000 que gravaba por primera vez el sector de los combustibles, lo que allanó el camino para futuros impuestos en esa área.
En su regreso al poder, Fernández impulsó una reforma fiscal para compensar la pérdida de ingresos arancelarios debido al acuerdo de Libre Comercio con Centroamérica y Estados Unidos, gravando también los combustibles. Mientras que, en su segundo período, Medina propuso una ambiciosa reforma tributaria que afectaba diferentes áreas susceptibles de impuestos, pero algunas de las medidas aprobadas aún no se han aplicado después de diez años.
Contrariamente a sus predecesores, Abinader se ha enfocado en mejorar la recaudación mediante la eficiencia administrativa y ha presentado propuestas como la Ley de Facturación Electrónica, buscando impactar positivamente la recaudación sin agregar nuevas tasas o tributos al sistema.
En la actualidad, el Gobierno tiene en el Congreso un proyecto para una amnistía fiscal, que busca regularizar deudas millonarias de contribuyentes, y otro para establecer una responsabilidad fiscal que limite el crecimiento anual del gasto corriente.
Aunque ha habido especulaciones previas sobre una posible reforma fiscal, el presidente Abinader parece mantener su compromiso de concluir su mandato sin aumentar impuestos. De lograrlo, se convertiría en el primer presidente dominicano del siglo XXI en cumplir un período constitucional sin recurrir a nuevos gravámenes.
Aunque su futuro político sigue siendo incierto, y podría considerar una reforma tributaria en un segundo período si decide postularse y ganar la reelección.
Fuente: Presidencia